jueves, 8 de septiembre de 2011

preguntas generadoras

¿Qué son los valores?
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se en tiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad. Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.
Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo posee y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino adherida a los objetos que lo sostienen. Antes son meras posibilidades.  
No existe una ordenación deseable o clasificación única de los valores; las jerarquías valorativas son cambiantes,  de acuerdo a las variaciones del contexto. Múltiples han sido las tablas de valores propuestas. Lo importante a resaltar es que la mayoría de las clasificaciones propuestas incluye la categoría de valores  a y valores morales. La jerarquía de valores según Scheler (1941) incluye: (a) valores de lo agradable y lo desagradable, (b) valores vitales, (c) valores espirituales: lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto, va lores del conocimiento puro de la verdad, y (d) valores religiosos: lo santo y lo profano. La clasificación más común discrimina valores lógicos, éticos y estéticos. También han sido agrupados en: objetivos y subjetivos (Frondizi, 1972); o en valores inferiores (económicos y afectivos), intermedios (intelectuales y estéticos) y superiores (morales y espirituales). Rokeach (1973) formuló valores instrumentales o relacionados con modos de conducta (valores morales) y valores terminales o referidos a estados deseables de existencia (paz, libertad, felicidad, bien común). La clasificación detallada que ofrece Marín I báñez (1976) diferencia seis grupos: (1) Valores técnicos, económicos y utilitarios; (2) Valores vitales (educación, educación para la salud); (3) Valores estéticos (literarios, musicales, pictóricos); (4) Valores intelectuales (humanísticos, científicos, técnicos); (5) Valores morales (individuales y sociales); y (6) Valores trascendentales (cosmovisión, filosofía, religión).

¿Qué razones de tipo pedagógico pueden existir para que el maestro sea ético?

El maestro encuentra su máximo goce en la realización de sus deseos de formar al hombre como individuo y como persona. En el desempeño de su función, el maestro, como el artista, pone en juego todo su ser, utiliza todas sus facultades físicas e intelectuales, pero sobre todo, y esto lo singulariza, su corazón. Al maestro se le llama comúnmente de varias maneras: educador, pedagogo, profesor, catedrático, formador, docente, asesor, mentor… títulos que van acordes con las diversas funciones que desempeña en el ejercicio de su cargo. Aunque en el fondo de todas estas acepciones está la esencia de la función magisterial que la distingue de las demás profesiones y actividades del hombre
Autoridad. El maestro tiene derecho educativo participado, pues recibe su misión de los padres, del estado o de la iglesia. Es el principal cooperador de la educación. Esta autoridad es participada, con carácter de dignidad y grandeza, de paternidad espiritual y como máxima autoridad pedagógica. Su dignidad y responsabilidad es muy grande. En sus manos está, muchas veces, el destino de individuos,familiasypueblos.

Vocación. La vocación la demuestra en general con la capacidad, la inclinación y el gusto con que realiza su trabajo. Pero también con la aceptación de la sociedad, de los padres de familia y de sus alumnos. Su vocación es de las más grandes y sublimes que puede desempeñar una persona. Se le equipara, sin lugar a dudas, conelsacerdocio.

Cultura general. Sin ella y sin información suficiente y capacitación técnica profesional, el maestro no sabrá enseñar a pensar, a entender, a tolerar y lo que es más importante, a aprender. Esta cultura general es el conjunto de disciplinas formativas de la persona en conjunción con las facultades que la componen: inteligencia, sentimiento, fantasía, voluntad y actitud. El maestro debe dominar los contenidosdesuáreaprofesional.

Personalidad. Dice Kerschensteiner que "solamente de una personalidad fuerte, de una voluntad firme, dirigida exclusivamente por sí misma, puede esperarse una influencia constante y duradera". La personalidad es, en efecto, la condición fundamental del maestro. Hay que admitir que existe la posesión de una personalidad con cualidades parciales, sencillas. Ni una inteligencia superior, ni una cultura brillante, ni una gran fuerzo de voluntad definen la personalidad, pues ésta no depende de la magnitud de las cualidades consideradas aisladamente, sino del junto equilibrio entre ellas.
Actitud frente al alumno. Todas las actividades del maestro deben desarrollarse sobre el amor a los alumnos. Este amor que nunca se extingue, que sonríe igualmente ante las virtudes que ante los errores de los alumnos, que no conoce la fatiga ni el engaño y que espera siempre sin desmayar en ningún momento.
La sencillez. Ésta es la expresión pedagógica de la unidad. La educación arranca de la sencillez de la vida sensible, la primera que vive el hombre y aspira a llegar a la sencillez en que culmina la vida espiritual. Los maestros más prestigiados son las personas más sencillas, más humildes, más humanas. El problema de la vida intelectual y el dramatismo de la vida moral se resuelven cuando el hombre conquista de nuevo la sencillez; esto es, la sencillez del sabio, la sencillez del santo. La vida moral y la vida intelectual son, en definitiva, elementos de una misma vida cuya perfección se encuentra en un solo acto en el que el entendimiento contempla y la voluntad goza. En el pensamiento moderno la sencillez es el último valor de la persona.
La nobleza del hombre le viene de su unidad, de su ser. De la nobleza de ser viene la nobleza de proceder, lo cual le permite a un hombre conocerse bien a sí mismo y ser bien conocido por los demás. La nobleza en la actividad (unión del ser y del hacer) es equiparada a la línea recta (unión entre dos puntos). La rectitud se atribuye a quien es noble en el ser y en el hacer. El hombre es recto, franco, claro, transparente, leal, amigo. Es un hombre de una pieza. Esto es el hombre sencillo. No se desespera porque une una situación presente con una futura. La sencillez, como medio de comunicación educativa, pide un modo de hablar y de actuar.

Bondad y justicia. Pedir una virtud perfecta es demasiado, pero sí se puede pedir ejemplaridad en la conducta, por lo menos delante de los alumnos y detrás en aquello que pueda trascender a ellos; no sólo porque los alumnos son imitadores, sino porque su inteligencia forma pronto una idea de los maestros, simple pero clara. Ciertas desviaciones de la conducta del maestro pueden causar efectos perdurablesenlamoralidaddelosalumnos.

Paciencia. De entre las virtudes particulares necesarias al maestro, la paciencia y el autodominio son las necesarias para la índole profesional. Sin embargo, vive en el mismo mundo de los demás y es hombre también que siente alegría y tristeza. Los años van quitando el dinamismo, pero dan experiencia, vista psicológica y tacto pedagógico.





REFERENCIAS:
Vásquez, 1999, p. 3
Prieto Figueroa, 1984, p. 186
Scheler, 1941
Frondizi, 1972
Rokeach, 1973
Marín I báñez , 1976, p. 53
Guariglia Osvaldo Cuestiones Morales p. 51-85.
Adela Cortina Ética Mínima parte III Ética y política. P.76-92.
Sindy jinneth Riaño R.            Pedagogía Infantil          Grupo 1      VII Semestre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario